martes, 25 de junio de 2019

"La revolución LGBTTTI+: La vanguardia Positiva."



Ciudad de México, a 25 de Junio del 2019


PRESENTES

A más de tres décadas de que el VIH llegara a nuestro país, las personas que vivimos con dicho virus gozamos de un panorama más amable en cuanto a la inserción social: a diferencia de antes, hoy podemos organizarnos y visibilizarnos, así como acceder a espacios educativos y laborales, lo que nos permite, en buena medida, realizar nuestros proyectos de vida. Sin embargo, seguimos padeciendo condiciones precarias de salud y, aunque se nos brindan paliativos, usualmente vestidos de banderas arcoíris que se pintan por toda la ciudad, y obtenemos ciertas conquistas con eventuales aprobaciones legislativas favorables, lo cierto es que no se ha resuelto, de fondo, el escozor del problema.
Existe una relación tóxica entre las personas que vivimos con VIH y los gobiernos, instituciones y asociaciones pertenecientes a lo que denomino la “Corporación del VIH”, formada por centros nacionales e institutos, así como por altos funcionarios, directivos, activistas, políticos, directores de clínicas, dueños de farmacéuticas, organizaciones, fundaciones y colectivos, lo que hace de ella una masa poderosa y sumamente difícil de enfrentar. Si bien ha habido descuidos personales y una cierta falta de voluntad por parte de las personas que vivimos con el virus, así como de las poblaciones LGBTTTI+ que trabajan el tema, la toxicidad de dicha relación tiene más que ver con un cúmulo de crisis especulativas y financieras, aunadas a múltiples conflictos de interés que vienen aletargándose desde hace varios años.
Desde la sociedad civil organizada, nos hizo falta voluntad política para exigir y resistir y, desafortunadamente, sobró mucha ambición. Pasamos los últimos sexenios en la incertidumbre, soñando con el futuro de la respuesta al VIH/Sida en México y con lograr que hubiera una generación libre de esta enfermedad, pero sólo nos percatamos de lo que pueden mover los intereses de aquellos actores que remataron la salud de miles de personas a cambio de millones de pesos.
Durante este primer semestre de los gobiernos federal y de la Ciudad de México, la población positiva y la Diversa han tenido que enfrentar, con medidas desesperadas, a las desenfadadas decisiones de ambos gobiernos en materia de las agendas que nos conciernen: la de VIH, la de Diversidad y la TTTrans, que son, a su vez, atravesadas por las agendas de Salud y de Derechos Humanos, entre otras. Aunque gran parte de la ciudadanía comulga con las políticas federales y locales, que buscan erradicar la corrupción de todas las estructuras y de todos los ámbitos de gobierno, éstos no pueden poner en espera a la salud de cientos de miles de personas mientras determinan cuál es la manera correcta de implementar su política pública al respecto.
A raíz de la extrema tensión que se suscitó entre la Sociedad Civil y el Gobierno Federal, cuando la primera se dispuso a detener la compra consolidada de medicamentos antirretrovirales, se generó una especulación de escasez entre los usuarios; además, después vivimos el escándalo de que triunfara una de las farmacéuticas de dudosa procedencia y de la lista negra de corruptelas y, después, padecimos los recortes públicos en materia de salud. Por si fuera poco, se realizaron nombramientos de funcionarios poco o nada convincentes y, posteriormente, se anunció la reestructuración de la Secretaría de Salud y la desaparición de Censida, después de descubrir que los más grandes exponentes del Corporativo de la Diversidad Arcoíris A.C. de R.L. de C.V. de México, despachan desde las oficinas del Gobierno de la Ciudad de México. ¿Cuánto más vamos a tolerar?
Llegó el momento de la revolución LGBTTTI+, de dictar las Agendas entre nosotras y para nosotras. Es la población positiva la que debe llevar la vanguardia en este momento histórico, somos las personas con VIH las mismas que ya nos cansamos de ser la prostituta de la Corporación del VIH; somos nosotras, las poblaciones positivas, las que representamos millones de pesos de obesas y fraudulentas ganancias, nacionales e internacionales. Somos las y los jóvenes con VIH quienes sustentamos y justificamos sus tranzas con nuestra participación política e institucional, limitada, manoseada y dirigida por la vieja escuela corrupta. Somos las juventudes positivas las que nos decepcionamos de ver cómo la escalera no se barrió desde arriba y que la basura de los antiguos gobiernos quedó instalada entre los escalones más altos. También somos nosotras quienes nos decepcionamos de ver como existen pares cuya alma pertenece a la vieja escuela y, por tanto, tienen las mismas sucias prácticas. Es por todo lo anterior que la 41º Marcha Nacional del Orgullo LGBTTTI+, a celebrarse en Ciudad de México, debe convertirse en el inicio de un golpe certero; el inicio de la Revolución LGBTTTI+.

Por Iván Sheridan.

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